Publicado: Guatemala, 10 de diciembre del 2024
¿Qué representa el Adviento? Carroll Ríos de Rodríguez explica cómo este tiempo simboliza la preparación y la esperanza en la llegada de Jesucristo.
Los católicos escuchamos casi todo el Nuevo Testamento si asistimos a misa diaria durante tres años consecutivos. El calendario litúrgico empezó el 1 de diciembre, y concluye el 23 de noviembre del 2025. Recién inició el ciclo C de lecturas, centrado en el Evangelio de San Lucas.
El año litúrgico arranca con el Adviento y el tiempo de Navidad. La palabra Adviento viene del latín adventus, y significa llegada, venida o presencia. Los romanos de la antigüedad usaban la palabra adventus cuando se les aparecía un dios o cuando algún dignatario visitaba su provincia. Para los cristianos, Jesucristo es tanto rey como Dios, y no solo nos visitó, sino que está aún presente entre nosotros. Las cuatro semanas del Adviento son un tiempo para prepararnos internamente para el nacimiento de Jesús.
Antes de que se establecieran las prácticas de piedad en torno al Adviento, había que fijar la fecha para conmemorar la Navidad. Fue durante el reinado del emperador Constantino, en 336 d. C., que la Iglesia de occidente empezó a celebrar la Navidad el 25 de diciembre, mientras en oriente se prefería celebrarla el 6 de enero. La Navidad reemplazó las festividades paganas de mediados de invierno conforme se difundió por toda Europa. Los historiadores datan el origen de las celebraciones de Adviento al siglo V d.C., pues, en el norte de Italia, desde entonces se acostumbraba ayunar y rezar en anticipación de la Navidad. Por otra parte, a partir del siglo VI, los franceses y alemanes conmemoraban la llamada “cuaresma de San Martín” durante los 40 días antes de la Navidad, empezando el día de San Martín de Tours, el 11 de noviembre. El pontífice San Gregorio Magno, en el siglo VI, acortó el tiempo de seis a cuatro semanas y proveyó al clero con reglas para la observación del Adviento.
La corona que muchos utilizamos para rezar en familia los cuatro domingos de Adviento fue inventada por el pastor luterano Johann Wichern. En 1839, el pastor decoró una rueda de carreta con una candela por cada día entre el primer domingo de Adviento y la Nochebuena, para que los niños del orfanato que él dirigía supieran cuántos días faltaban para la Navidad. Wichern usó candelas pequeñas para los días entre semana, y otras más grandes para los domingos. Hoy, solemos decorar una corona de hojas perennes con tres velas moradas, el tradicional color de Adviento, y una rosada, que simboliza la alegría de la temporada.
El calendario de Adviento también es un invento alemán y sirve al mismo propósito de ayudar a los niños a contar los días hasta la Navidad. El protestante Gerhard Lang imprimió el primer calendario de adviento en 1903. Ingeniosamente, colocó pequeñas ventanas en un cartón impreso para que, cada día se descubriera una oculta imagen, alusiva a las fiestas navideñas. Lang creó este calendario pues recordaba su infancia, cuando su madre colocaba 24 galletas en una tabla de madera, para que él comiera una diaria en los días previos a la Navidad. Los calendarios comerciales de hoy suelen empezar el 1 de diciembre, y no necesariamente coinciden con el inicio del tiempo litúrgico de Adviento.
Estas tradiciones nos ayudan a tener presencia de Dios. Nos recuerdan que Él ha permanecido a lo largo de la historia con nosotros, y que su creación es bella. Podemos aprovechar las semanas previas a la Navidad para hacer un alto y reflexionar con gratitud sobre las múltiples manifestaciones de su cercanía y bondad, de su perdón y su constante ayuda. El misal romano abre este tiempo con la simple exclamación, “¡Dominus veniet!”. Dios se hizo Niño y viene a nosotros siempre. Vendrá también en los últimos tiempos. Aguardamos su venida con esperanza.