Publicado: Guatemala, 19 de septiembre del 2024
¿Qué enseñanzas dejaron los muros del pasado? Fritz Thomas analiza la nueva guerra fría que envuelve al mundo. Thomas explica cómo las sociedades libres deben combatir los muros autoritarios.
El Muro de Berlín fue una barrera de concreto que encerraba la ciudad de Berlín Occidental, separándola de Berlín Oriental. Fue construida en 1961 por el régimen de Alemania Oriental, no para impedir que personas entraran a la ciudad y el país, sino para evitar que la gente se fuera a Alemania Occidental. El muro era custodiado por guardias armados con orden de disparar contra cualquier ciudadano que intentara huir. Previo a la construcción del muro, cerca de 3.5 millones de alemanes orientales habían huido a occidente. En una de esas ironías de la historia, la Alemania Oriental comunista, opresiva dictadura de partido único, prensa única, gobierno dueño de todo, controlada por la Unión Soviética, adoptó el nombre de República Democrática de Alemania, sin haber realizado elección alguna durante su existencia. Del otro lado del muro estaba la democracia parlamentaria, con economía abierta y plena libertad de expresión, la occidental República Federal de Alemania, donde la pared era conocida como “el muro de la vergüenza”. En su propaganda, la dictadura que había construido y mantenía el muro lo llamaba “la barrera contra el fascismo”. El muro finalmente cayó en 1989 y condujo a la reunificación de Alemania en una sola democracia parlamentaria y economía abierta.
Corea del Norte y Corea del Sur han estado divididos en dos estados soberanos desde 1948. El Norte invadió al Sur y libraron una sangrienta guerra de 1950 a 1953. Corea del Norte es una dictadura hereditaria de partido único, sin libertad de producir o comerciar, sin prensa o medios independientes ni elecciones. Su nombre oficial es República Popular Democrática de Corea, cuyo gobierno opresivo controla todos los aspectos de la sociedad y vigila que sus súbditos no huyan al Sur. La República de Corea, el Sur, es una democracia parlamentaria con economía abierta, libertad de expresión, país que se transformó en una de las economías más dinámicas con elevado nivel de vida y tecnología en el mundo.
La República Islámica de Irán es una dictadura teocrática; simula realizar elecciones, pero el poder reside con el Líder Supremo, un clérigo que nunca ha recibido voto alguno y controla las fuerzas armadas, la prensa y el petróleo. Rusia es una dictadura que simula democracia y elimina a su competencia política antes de realizar elecciones, como lo hacen Daniel Ortega y su mujer en Nicaragua. China es una dictadura de partido único; el régimen es alérgico a la oposición y ni siquiera simula realizar elecciones. Cuba es una dictadura militar de partido único, controlada por una elite gansteril; un anacronismo de sociedad cerrada que se proyecta como alguna especie de utopía.
¿Quiénes son los amigos y aliados del régimen bolivariano venezolano de Nicolás Maduro? Todos los anteriores. Cada día que pasa se cimenta el régimen y se aleja más la posibilidad que la dictadura venezolana reconozca el resultado de las elecciones el pasado 28 de julio. La sociedad venezolana está desesperanzada, sin fe alguna en procesos democráticos. Es un misterio cómo una sociedad subyugada, postrada y reprimida, puede librarse de la tiranía que la somete. Hay una nueva guerra fría que envuelve al mundo. Las guerras calientes entre Rusia y Ucrania, entre Israel y enemigos que la rodean, son preámbulos. La tensión es entre regímenes en los que el ciudadano está para servir al gobierno y sociedades en las que el gobierno está para servir al ciudadano. La incógnita es si las sociedades abiertas tendrán las fuerzas y convicción de sus valores para resistirse a la coalición de muros autoritarios.